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Description
Un viejo dibujo y un aun mas viejo diseño que hay que actualizar.

Enorme y potente pero aun así ligero, tan listo como para hablar cualquiera de nuestros idiomas e imitar las voces de todos los presentes pues al parecer no tiene una propia.

Se bañaba en una cascada y cantaba con la vos de la joven que nos guió a ese lugar, al vernos ni se inmuto y continuó con su baño mientras la joven le preguntaba si podría responder nuestras dudas.

La serpiente gigantesca y emplumada se acercó a nosotros, sus alas enormes escurrían agua y se secaban al instante no eran parecidas a ninguna plumas que yo hubiera visto antes.

Nos dijo "no teman" y al instante de un salto subió hacia lo alto de la cascada y en su borde seco sacudió sus alas y su cuerpo creando una corriente de viento tan poderosa que arranco algunos árboles.

Mientras bajaba con calma por las grandes piedras de la colina hacia nosotros nos preguntó:

    -       que necesitan hermanitos?

Y el más joven de nosotros muy asombrado y atemorizado le preguntó al dragón:

    -      usted es nuestro señor Quetzalcóatl?

El dragón sonrió y ya frente a nosotros dio una carcajada que con su voz de mujer se escuchó muy linda, y nos dijo:

    -          No soy señora de nadie, solo soy una joven supersticiosa que aún cree que ayudar a los humanos es de buena suerte, Quetzalcóatl es padre de mi raza al igual que de la suya.

Tukaria dio un paso al frente haciendo una reverencia a la manera de los Surem del norte y se dirigió a la enorme dragón:

    -          Hola amable y colorida Ehecacoatl! Sabe Donde esta la antigua ciudad de Tollan?

    -          Claro yaquesita, llegue al Tlalmecan Tlalticpac a través de sus ruinas, y en ellas nos encontramos.

Con una de sus alas provocó una corriente de aire poderosa con la que limpios de tierra y vegetación una superficie no muy lejos de nosotros, y se puedo ver lo que parecía un pilar lleno de decoraciones y supimos que aviamos llegado a destino uno que nunca hubiéramos alcanzado si nos quedábamos en el mundo falso que llamamos realidad.

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Un viejo dibujo y un aun mas viejo diseño que hay que actualizar.

Enorme y potente pero aun así ligero, tan listo como para hablar cualquiera de nuestros idiomas e imitar las voces de todos los presentes pues al parecer no tiene una propia.

Se bañaba en una cascada y cantaba con la vos de la joven que nos guió a ese lugar, al vernos ni se inmuto y continuó con su baño mientras la joven le preguntaba si podría responder nuestras dudas.

La serpiente gigantesca y emplumada se acercó a nosotros, sus alas enormes escurrían agua y se secaban al instante no eran parecidas a ninguna plumas que yo hubiera visto antes.

Nos dijo "no teman" y al instante de un salto subió hacia lo alto de la cascada y en su borde seco sacudió sus alas y su cuerpo creando una corriente de viento tan poderosa que arranco algunos árboles.

Mientras bajaba con calma por las grandes piedras de la colina hacia nosotros nos preguntó:

    -       que necesitan hermanitos?

Y el más joven de nosotros muy asombrado y atemorizado le preguntó al dragón:

    -      usted es nuestro señor Quetzalcóatl?

El dragón sonrió y ya frente a nosotros dio una carcajada que con su voz de mujer se escuchó muy linda, y nos dijo:

    -          No soy señora de nadie, solo soy una joven supersticiosa que aún cree que ayudar a los humanos es de buena suerte, Quetzalcóatl es padre de mi raza al igual que de la suya.

Tukaria dio un paso al frente haciendo una reverencia a la manera de los Surem del norte y se dirigió a la enorme dragón:

    -          Hola amable y colorida Ehecacoatl! Sabe Donde esta la antigua ciudad de Tollan?

    -          Claro yaquesita, llegue al Tlalmecan Tlalticpac a través de sus ruinas, y en ellas nos encontramos.

Con una de sus alas provocó una corriente de aire poderosa con la que limpios de tierra y vegetación una superficie no muy lejos de nosotros, y se puedo ver lo que parecía un pilar lleno de decoraciones y supimos que aviamos llegado a destino uno que nunca hubiéramos alcanzado si nos quedábamos en el mundo falso que llamamos realidad.