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6ª parte: CONTRA EL SELLO DE LA LUNA
Tras anular el sello maldito por segunda vez, Tsunade se obligó a sí misma (aunque la destrozaba la idea) a esposar de nuevo a Kurenai a la mesa mientras estuviese inconsciente.

- ¿Tsunade?- cuando Kurenai despertó, atada de nuevo, miró a su alrededor buscando a la Hokage; la encontró al lado de la puerta dándole la espalda.

- De verdad que lo siento, Kurenai

- Tsunade-sama, ¿me mandó llamar?- Asuma irrumpió en la pequeña estancia y Kurenai, avergonzada de su situación (pues lucía muy lamentable en ropa interior y esposada de pies y manos), giró la cabeza hacia el otro lado para evitar su mirada- Oh, Kurenai- ella gruño

- Mejor será que vayamos fuera...

- No te lo lleves. Lárgate tú- Tsunade se tragó sus palabras mordiéndose el labio inferior.

- Está bien- desvió la mirada- Os dejo solos- al pasar por el lado de Asuma le posó la mano en el hombro- no la sueltes- le dijo al oído.

- Pero...

- Es por su bien- zanjó la Hokage cerrando la puerta tras de sí al salir

Kurenai bufó

- No tenía que haber salvado a esos niños

- ¿¡Qué!? ¿Dónde está la Kurenai que yo conozco?

- La Kurenai que tú conoces se está asando de calor; y estar medio en bolas y esposada a una mesa de hierro no ayuda

- Lo siento, cielo, pero yo no puedo hacer nada por tí- ella lo miró con ojitos de cachorro- No, Kurenai, no te puedo liberar

- ¿Te lo prohíbe Tsunade?- bufó Kurenai

- Tsunade-sama se preocupa por tí...

- Tsunade es una zorra- gruño la jounin

- Kurenai, por favor- Asuma hacía acopio de paciencia a pesar de estar tenso y preocupado- No fue Tsunade la que te impuso esta carga, mi amor; fue Orochimaru y lo sabes. La Hokage sólo intenta ayudar...

- Tsk. Si tanto la quieres, tíratela- masculló ella entre dientes

- Kurenai- él le dirigió una mirada que oscilaba entre desesperación y lástima- Ésta no eres tú. Tienes que luchar contra la influencia del sello

- No puedo

- Sí puedes, cariño- le puso la mano en la frente con cariño obligándola a mirarlo a los ojos- Escúchame, tu fuerza de voluntad es mayor que la de ese estúpido sello. Yo te ayudaré pero tienes que ser tú quien repela ese chakra.

- ¿Cómo?- gruesas lágrimas anegaban los ojos de la jounin

- Concéntrate en ti misma, en tus verdaderos sentimientos; deja que se convierta en tu fuerza mientras con tu propio chakra expulsas el chakra contaminado del sello.

- Asuma, yo no...- "... tengo suficiente chakra"

- Lo sé, cielo- la tranquilizó él- Ahí es donde entro yo. Coge mi mano- se la acercó a la suya; ella la cogió y, a pesar de estarse quemando, Asuma borró de su rostro toda expresión de dolor- Yo te aportaré una reserva de chakra para que el tuyo no se agote.

- Pero, puedes morir...

- Lo sé- le sonrió cálidamente- Pero, hagámoslo.

Tras media hora en la que Kurenai estuvo retorciéndose mientras, entre jadeos y algún grito de dolor, emanaba chakra morado (corrupto), su cuerpo comenzó a proyectar chakra azul y limpio y con un último grito (esta vez de libertad) reventó las esposas y los grilletes antes de dejarse caer rendida sobre la mesa y soltar la maltrecha mano de su amado. Lentamente y aún entre jadeos, se sentó girándose para dejar las piernas colgando y tanteó a su alrededor con una de sus manos.

- Estoy aquí- Asuma estaba también agotado y se apoyaba en la mesa, pero se esforzó para acercarse a ella y tomar su mano- Estoy bien, ¿y tú?

Kurenai no tuvo fuerzas para contestar; puso los ojos en blanco y cayó de bruces quedando tendida boca-abajo en el suelo.

- ¡Kurenai!- Asuma se dejó caer de rodillas a su lado y se fijó en que el hombro izquierdo de la chica estaba completamente limpio- ¡¡Tsunade-sama!!

Mientras tanto en la guarida de Orochimaru

- ¡Señor!

- Lo sé, Kabuto, lo he sentido

- Pero, ¿eso es posible?

- Por lo visto, sí- una amarga sonrisa cruzó la cara del malvado sannin- Subestimé a esa mujer. Pensaba que sería más débil incluso que Anko-chan.

- ¿Qué ha pasado?- Sasuke entró en el salón de control con los ojos legañosos, dando a entender que había estado durmiendo

- Esa mujer de la Hoja, esa tal Kurenai, ha neutralizado el sello maldito

- ¿¡Que ha hecho qué!?

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6ª parte: CONTRA EL SELLO DE LA LUNA
Tras anular el sello maldito por segunda vez, Tsunade se obligó a sí misma (aunque la destrozaba la idea) a esposar de nuevo a Kurenai a la mesa mientras estuviese inconsciente.

- ¿Tsunade?- cuando Kurenai despertó, atada de nuevo, miró a su alrededor buscando a la Hokage; la encontró al lado de la puerta dándole la espalda.

- De verdad que lo siento, Kurenai

- Tsunade-sama, ¿me mandó llamar?- Asuma irrumpió en la pequeña estancia y Kurenai, avergonzada de su situación (pues lucía muy lamentable en ropa interior y esposada de pies y manos), giró la cabeza hacia el otro lado para evitar su mirada- Oh, Kurenai- ella gruño

- Mejor será que vayamos fuera...

- No te lo lleves. Lárgate tú- Tsunade se tragó sus palabras mordiéndose el labio inferior.

- Está bien- desvió la mirada- Os dejo solos- al pasar por el lado de Asuma le posó la mano en el hombro- no la sueltes- le dijo al oído.

- Pero...

- Es por su bien- zanjó la Hokage cerrando la puerta tras de sí al salir

Kurenai bufó

- No tenía que haber salvado a esos niños

- ¿¡Qué!? ¿Dónde está la Kurenai que yo conozco?

- La Kurenai que tú conoces se está asando de calor; y estar medio en bolas y esposada a una mesa de hierro no ayuda

- Lo siento, cielo, pero yo no puedo hacer nada por tí- ella lo miró con ojitos de cachorro- No, Kurenai, no te puedo liberar

- ¿Te lo prohíbe Tsunade?- bufó Kurenai

- Tsunade-sama se preocupa por tí...

- Tsunade es una zorra- gruño la jounin

- Kurenai, por favor- Asuma hacía acopio de paciencia a pesar de estar tenso y preocupado- No fue Tsunade la que te impuso esta carga, mi amor; fue Orochimaru y lo sabes. La Hokage sólo intenta ayudar...

- Tsk. Si tanto la quieres, tíratela- masculló ella entre dientes

- Kurenai- él le dirigió una mirada que oscilaba entre desesperación y lástima- Ésta no eres tú. Tienes que luchar contra la influencia del sello

- No puedo

- Sí puedes, cariño- le puso la mano en la frente con cariño obligándola a mirarlo a los ojos- Escúchame, tu fuerza de voluntad es mayor que la de ese estúpido sello. Yo te ayudaré pero tienes que ser tú quien repela ese chakra.

- ¿Cómo?- gruesas lágrimas anegaban los ojos de la jounin

- Concéntrate en ti misma, en tus verdaderos sentimientos; deja que se convierta en tu fuerza mientras con tu propio chakra expulsas el chakra contaminado del sello.

- Asuma, yo no...- "... tengo suficiente chakra"

- Lo sé, cielo- la tranquilizó él- Ahí es donde entro yo. Coge mi mano- se la acercó a la suya; ella la cogió y, a pesar de estarse quemando, Asuma borró de su rostro toda expresión de dolor- Yo te aportaré una reserva de chakra para que el tuyo no se agote.

- Pero, puedes morir...

- Lo sé- le sonrió cálidamente- Pero, hagámoslo.

Tras media hora en la que Kurenai estuvo retorciéndose mientras, entre jadeos y algún grito de dolor, emanaba chakra morado (corrupto), su cuerpo comenzó a proyectar chakra azul y limpio y con un último grito (esta vez de libertad) reventó las esposas y los grilletes antes de dejarse caer rendida sobre la mesa y soltar la maltrecha mano de su amado. Lentamente y aún entre jadeos, se sentó girándose para dejar las piernas colgando y tanteó a su alrededor con una de sus manos.

- Estoy aquí- Asuma estaba también agotado y se apoyaba en la mesa, pero se esforzó para acercarse a ella y tomar su mano- Estoy bien, ¿y tú?

Kurenai no tuvo fuerzas para contestar; puso los ojos en blanco y cayó de bruces quedando tendida boca-abajo en el suelo.

- ¡Kurenai!- Asuma se dejó caer de rodillas a su lado y se fijó en que el hombro izquierdo de la chica estaba completamente limpio- ¡¡Tsunade-sama!!

Mientras tanto en la guarida de Orochimaru

- ¡Señor!

- Lo sé, Kabuto, lo he sentido

- Pero, ¿eso es posible?

- Por lo visto, sí- una amarga sonrisa cruzó la cara del malvado sannin- Subestimé a esa mujer. Pensaba que sería más débil incluso que Anko-chan.

- ¿Qué ha pasado?- Sasuke entró en el salón de control con los ojos legañosos, dando a entender que había estado durmiendo

- Esa mujer de la Hoja, esa tal Kurenai, ha neutralizado el sello maldito

- ¿¡Que ha hecho qué!?