Description
Fresh meat. (Pompeii year 62)
After Queen Boudica's rebellion in Britain was crushed, the large number of captured captives caused the price of slaves to plummet, so that thousands of them were sold throughout the empire at bargain prices. At any fair or street stall you could buy (for the same price as a barrel of wine) beautiful red-haired maidens, whom the Romans derogatorily called “Vulpes ex Britannia” (British vixens in Latin). Many times these stalls were set up next to food markets (specifically next to meat markets) and the girls were advertised (among sheep and cows) as if they were “fresh meat”. After all, this image sometimes became literal and slaves were sold as food for the circus beasts or to be thrown (alive) into the ponds where the Roman patricians raised those voracious and prized fish called moray eels.
Ibinia, one of these maidens from the Iceni tribe, is displayed for sale in one of these street stalls. Totally naked and vulnerable, the slave has been tied -completely immobilized- between some posts; In this way -without her being able to offer the slightest resistance- clients can examine her attractive charms in the most intimate and detailed way, appreciating the sweet softness of her skin and the juicy tenderness of her entire anatomy. Likewise, the lips of her sex have been ringed and are kept separated with chains, so that potential buyers can verify for themselves that the young woman is still a virgin. The common sign of sex slave (kajira) has also been engraved on her skin (with a red-hot iron), so that she can never be freed.
To check if it is a real bargain (and the slave is a hot and vicious bitch and not a dirty, traumatized, frigid and tasteless barbarian); An experienced buyer determinedly presses the maid's delicate nipples and observes both her physical and emotional reaction. If only with this caress the girl experiences an overwhelming shame, so that a blush covers the young woman's cheeks and chest, her breathing accelerates and -despite being exposed to everyone- her sex becomes moist; There is no doubt that she is a hot-blooded animal: a dirty and lascivious sow, who will scream with pleasure for her masters -submissive and in love- while she is subjected to the most obscene and savage violations... It would then be a real opportunity that would allow enjoy -for very little price- the wild pleasure of breaking the flower of her virginity, perverting and profaning all her innocence and taming the slave girl with the whip, until turning her into a docile and faithful bitch. Afterwards, the slut can always be sold in any dirty and seedy brothel (the natural destination for a piece of meat like her) and recover almost everything she has cost.
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Carne fresca. (Pompeya año 62)
Tras ser aplastada la rebelión de la reina Boudica en Britania, el gran número de cautivos capturados originó que el precio de los esclavos se desplomase, de forma que miles de ellos fueron vendidos por todo el imperio a precio de saldo. En cualquier feria o puesto ambulante podía adquirirse (por mismo el precio que se pagaba por un barril de vino) bellas doncellas pelirrojas, a las que los romanos llamaban despectivamente “Vulpes ex Britannia” (zorras britanas en latín). Muchas veces estos puestos solían instalarse al lado de los mercados de alimentación (concretamente junto a los de la carne) y las muchachas eran anunciadas (entre ovejas y vacas) como si fueran “carne fresca”. Al fin y al cabo, esta imagen se volvía a veces literal y los esclavos eran vendidos como alimento para las fieras del circo o para ser arrojados (vivos) a los estanques donde los patricios romanos criaban esos voraces y apreciado peces llamados morenas.
Ibinia, una de estas doncellas de la tribu de los Icenos, es mostrada para su venta en uno de estos puestos ambulantes. Totalmente desnuda y vulnerable, la esclava ha sido atada -completamente inmovilizada- entre unos postes; De esta forma -sin que ella pueda ofrecer la menor resistencia- los clientes puedan examinar sus atractivos encantos de la forma más íntima y detallada, apreciando la dulce suavidad de su piel y la jugosa ternura de toda su anatomía. Asimismo, los labios de su sexo han sido anillados y con unas cadenillas se mantienen separados, para que los posibles compradores puedan comprobar por si mismos que la joven es aún virgen. También ha sido grabada sobre su piel (con un hierro al rojo vivo) la señal común de esclava sexual (kajira), para que nunca pueda ser liberada.
Para comprobar si se trata de una autentica ganga (y la esclava es una perra caliente y viciosa y no una sucia bárbara traumatizada, frígida e insípida); un experimentado comprador oprime con determinación los delicados pezones de la doncella y observa tanto su reacción física como la emocional. Si solo con esta caricia la muchacha experimenta una brumadora vergüenza, de forma que el rubor cubre las mejillas y el pecho de la joven, su respiración se acelera y -pese a estar exhibida ante todos- su sexo se humedece; no cabe duda de que es un animal de sangre caliente: una cerda sucia y lasciva, que gritará de placer para su amos -sumisa y enamorada- mientras se somete a las más obscenas y salvajes violaciones… Se trataría entonces de una auténtica oportunidad que permitiría disfrutar -por muy poco precio- del salvaje placer de romper la flor de su inocencia, pervertir y profanar toda su inocencia y domar a latigazos a la esclava, hasta convertirla en un perra dócil y fiel. Después, la zorra siempre puede ser vendida en cualquier sucio y sórdido burdel (el destino natural para un trozo de carne como ella) y recuperar así casi todo lo que ha costado.
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