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Dios
El "ser" estaba suspendido en la nada. ¿O en el todo? No negro ni blanco ni algún otro color. Simplemente, nada. Ni frio, ni caliente. Infinito. No grande, ni pequeño. El "ser" estaba más allá de lo mortal o lo inmortal y no estaba en ningún lado. En su mente pasaban imágenes,…, emociones. Luz. Luz iluminaba la nada, sin que algo brillara o la reflejara. Estaba ahí sin cambiar algo o nada. Encadenando a su incertidumbre, el "ser" encontró el eslabón perdido y dijo:"Cogito ergo sum" Así, al principio fue el verbo. Más emociones. La luz se intensificó. Imágenes. El "ser" cambió. No sabía como, ni porque. Con él la nada también cambió. Ya había "algo". Todavía no se podía definir, pero ya "pasaban" cosas. Un instante más tarde el "ser" fue desgarrado por una inmensa explosión, como cuando el espacio es desgarrado por la masa. Sentía como fue jalado a todas partes, mientras su energía se desvaneció. Materia. Materia se formó en su cuerpo. Caliente. Frío. Mezclas de temperaturas se crearon dentro de él. El "ser" se sentía lleno. Las partículas más pequeñas fueron apretadas juntas y crearon nuevas formas de materia. Más y más materia se junto y nuevos complejos se formaron, mientras se enfrió y perdió más energía. El "ser" sabía que la materia le pertenecía. Su energía. Toda perdida en la creación. Consiente de su condena a ser todo, el "ser" que no era nada, se perdía en la creación incontrolable, de la que seres que no eran nada se crearon. El espacio todavía se extendió más. La luz de la nada se apagó, pero la materia empezó a brillar. El "ser" sentía su energía en esa luz, su esencia, su creación. La materia formó esferas de lo que es y hoyos de lo que no es. Mezclas de cada tipo de materia. Se movían en el espacio dentro del "ser". Y justo cuando dejo de estar, toda su energía fue absorbida por su creación. Los "seres" creados a su imagen y semejanza, en su instinto de controlar, crearon y en su última creación, todo desapareció.

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Dios
El "ser" estaba suspendido en la nada. ¿O en el todo? No negro ni blanco ni algún otro color. Simplemente, nada. Ni frio, ni caliente. Infinito. No grande, ni pequeño. El "ser" estaba más allá de lo mortal o lo inmortal y no estaba en ningún lado. En su mente pasaban imágenes,…, emociones. Luz. Luz iluminaba la nada, sin que algo brillara o la reflejara. Estaba ahí sin cambiar algo o nada. Encadenando a su incertidumbre, el "ser" encontró el eslabón perdido y dijo:"Cogito ergo sum" Así, al principio fue el verbo. Más emociones. La luz se intensificó. Imágenes. El "ser" cambió. No sabía como, ni porque. Con él la nada también cambió. Ya había "algo". Todavía no se podía definir, pero ya "pasaban" cosas. Un instante más tarde el "ser" fue desgarrado por una inmensa explosión, como cuando el espacio es desgarrado por la masa. Sentía como fue jalado a todas partes, mientras su energía se desvaneció. Materia. Materia se formó en su cuerpo. Caliente. Frío. Mezclas de temperaturas se crearon dentro de él. El "ser" se sentía lleno. Las partículas más pequeñas fueron apretadas juntas y crearon nuevas formas de materia. Más y más materia se junto y nuevos complejos se formaron, mientras se enfrió y perdió más energía. El "ser" sabía que la materia le pertenecía. Su energía. Toda perdida en la creación. Consiente de su condena a ser todo, el "ser" que no era nada, se perdía en la creación incontrolable, de la que seres que no eran nada se crearon. El espacio todavía se extendió más. La luz de la nada se apagó, pero la materia empezó a brillar. El "ser" sentía su energía en esa luz, su esencia, su creación. La materia formó esferas de lo que es y hoyos de lo que no es. Mezclas de cada tipo de materia. Se movían en el espacio dentro del "ser". Y justo cuando dejo de estar, toda su energía fue absorbida por su creación. Los "seres" creados a su imagen y semejanza, en su instinto de controlar, crearon y en su última creación, todo desapareció.