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girwak — Otro ser
Published: 2013-12-21 21:39:20 +0000 UTC; Views: 42; Favourites: 0; Downloads: 0
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Description Y es aquí cuando me veo ante la inmensidad del Universo y decido ser uno con él. Tengo el privilegio -o la insansa insensatez de los cuerdos no entendidos- de sobrevolar alto y más alto, de ver cosas que nadie puede ver, he visto morir estrellas, crearse galaxias, allá donde el humano solo piensa que hay oscuridad, negro, vacío, muerte. Qué, ¿quién soy yo? Soy aquel y no soy nadie, soy producto de tu imaginación y de la razón al mismo tiempo. Soy y no soy. Hay quienes me buscan, otros me desdeñan, otros me persiguen, los más me matan y los menos me corroen con sus deseos. Estoy aquí y no estoy en ningún lugar al mismo tiempo.

¿Quién eres tú? También podría preguntarte a tí, ¿cierto? ¿Quien eres? ¿De dónde vienes? ¿Qué has visto? ¿A quién has conocido, desdeñado, aburrido, criticado, amado? Yo no respondo a nada de eso, no soy nadie y lo soy todo, soy todos. Estoy aquí y estoy por allá. Vivo y muerto, también. Pero no vine aquí a hablar de mí, ni de tí ni del error que estás cometiendo al intentar darme un nombre porque... No lo hallarás. Silencio. Aquí mando yo. Y este es mi relato.

"Éramos eternos, incluso antes de nacer. Se nos daba todo, incluso las estrellas más alejadas estaban a nuestro alcance. Fue cuando nos separaron de todo nuestro pueblo cuando nos perdimos a nosotros mismos, sin país, sin horizontes, sin requisitos, sin amigos... Olvidados y profanados nuestros cuerpos todavía demasiado infantiles como para enteder qué sucedía. Éramos como galaxias perdidas en un universo demasiado grande, extenso para saber como guiarnos. Estábamos perdidos entre gente que no entendía nuestra fascinación por las estrellas, que no entendía nuestra... facilidad para huir del mundanal ruido y centrarnos solo en querer contemplar las estrellas. Tan lejanas, tan conocidas.

Yo cumplí 60 años y, como el resto de los míos, no me casé dedicando mi vida a la astrología. Vivía solitario en una montaña, sin aquello que llamaban contaminación lumínica. Sin coches, sin sirenas, sin nada.
-Ei
-¿Qué tal?
-¿Buscando soledad?
-Eso parece

Él siempre venía a verme cuando pasaban cosas gordas en el Universo pero aquel día le ví el rostro extraño, diferente, cambiado. No era más él, era otro.

-Estás cambiado.
-Me he casado.-Admitió dejándome en blanco.
-¿Por qué? -a duras penas contuve la rabia en su voz.
-Me enamoré.
-No podrás volver.-Tono amargo.
-No me importa, encontré mi estrella aquí.
-Eso es imposible.
-No me creas.
-Vete.
-Venía a decirte adíos y que posiblemente mañana, puedas regresar si es que todavía quieres.

No contesté. Se fue. Y yo aguardé a la noche siguiente. Y sucedió.
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