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girwak — Una vida inventada
#literature
Published: 2015-01-22 23:50:03 +0000 UTC; Views: 266; Favourites: 0; Downloads: 0
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Description A finales de la Segunda Guerra Mundial en un hospital de Osaka repleto hasta arriba de enfermos nació Kakuro, hijo de la familia Ozu. No era una familia eminente, ni siquiera de renombre; eran una familia normal y corriente más bien tirando a pobres. Kakuro llegó a la vida con una hermana mayor llamada Sakura y un hermano que nunca nació. Contando dos años cayeron las dos bombas en Hiroshima y Nagasaki y sus padres decidieron mudarse más al norte a Niigata, a la otra punta de la isla donde el padre siguió en el mismo empleo que había mantenido en Osaka. Allí creció viendo a su país envenenado tras la Guerra. Desde ese momento las detesta aunque no entendiera muy bien qué sucedía a su alrededor. Pasó hambre y penurías cuando a su padre le expulsaron del trabajo y su hermana y madre se vieron obligadas a buscar también para poder trabajar. Entre los 2 años y los 6 lo más que recuerda fue penurias, hambre y mucho frío en invierno.

A esa edad su padre volvió a encontrar trabajo y las cosas volvieron lentamente a su sitio olvidando lentamenet las penurias en las que aún vivían. Además, él empezó la escuela donde hizo amigos con quienes se juntaba para jugar fuera de clases y en el patio. Era un chico delgado, alto y algo desgarbado pero su inteligencia brillaba por encima de su condición física. Siempre sacaba buenas notas y superaba a todos los compañeros de su clase. ¿Superdotado? Ese término no existía cuando él era pequeño.  Fue pasando cursos hasta que llegó a la enseñanza secundaria y ahí, al acceder a una biblioteca se enamoró por primera vez. Encima un carrito donde se acumulaban libros para dejarlos en su sitio encontró un libro llamado "Anna Karenina" de L. Tolstoi. Qué poco sabía entonces, cuando lo tomó entre sus manos, que aquel libro marcaría de una forma tan drástica su vida. Cuando terminó ese libro, lo devolvió y buscó incansabe otros títulos del mismo autor y otros títulos de otros autores rusos, que devoró completamente fascinado.

-¿Por qué lo llaman enamorarse?
-Por qué es amor.

Siguió haciendo su vida diaria hasta que cumplió los 17 años y supo que quería hacer con su vida. Empezó a trabajar para poder costearse la universidad y, aunque quería sacarse la titulación referente a la literatura, tuvo que morderse la lengua, ser práctico y apuntarse a dirección de empresas. Tres años después de iniciada y de trabajar más horas que las que tenía el día finalmente conoció a la que se convertiría en su primer amor: Momoka Hiriayashi. Una joven menuda y poca cosa que estudiaba literatura universal en la carrera de humanidades. Ambos se conocieron en la biblioteca donde él había empezado a trabajar tras dejar su antiguo trabajo esclavizante; aquel nuevo le reconfortaba el corazón. Ella preguntó sobre donde estaba "Orgullo y Prejuicio" de Jane Austen y él, después de salir de su estupor sorprendido, sonrió y le indicó la estantería correcta. No pudo aguantarse más y le aconsejó -muy respetuosamete- leer también Anna Karenina. Ella, muy respetuosa también, le indicó que ya lo había leído. Se rieron sin poderlo evitar y quedaron para verse cuando él saliera.

Mientras estudiaba y trabajaba, pidió un préstamo al banco y abrió una pequeña imprenta que le daba más quebraderos de cabeza que beneficios pero era un chico constante y siguió adelante con eso, los estudios y la biblioteca hasta que cumplió los 25 años y su pequeño negocio era un pequeño negocio de barrio donde recibía pequeños y grandes encargos que menos o más le permitían subsistir y seguir adelante, con constancia. Dos años más tarde, cuando hubo ahorrado suficiente, pidió la mano de la joven Momoka y un año más tarde se casaban oficialmente yéndose a vivir a una pequeña casa que pronto se lleno de correrías y chillidos a medida que los dos niños gemelos -Haru y Yu-  y la pequeña Aki iban creciendo a la par que el negocio, que desvelaba muchas noches al joven Kakuro, iba prosperando a paso de hormigas. A medida que las tecnologías se desarrollaban en Japón el negocio fue expandiéndose y empezó a ofrecer nuevos servicios a sus clientes habituales lo que aumentó la oferta en el "boca a boca" y eso contribuyó a qué las ganancias aumentaran. No. Esta historia no termina feliz. Lo siento. En este punto me gustaría ofrecerte algo mejor pero mucho me temo que no sera así.

“Todas las familias felices se parecen...
... Pero las desgraciadas lo son cada una a su manera.”


Momoka Hiriayashi murió irremediablemente cuando los dos niños contaban 8 años y la pequeña Aki contaba con 7. Como tantos otros ciudadanos de Japón murió presa de una enfermedad que nadie pudo hacer nada por curar. Kakuro solo pudo estar al lado de su esposa mientras esta se consumía día a día. El entierro fue triste y solo las exigencias y la vulnerabilidad de sus hijos hizo que siguiera adelante enterrando en su interior toda la tristeza que podría haber liberado. Abrió un pequeño altar en casa y ahí rezaba todos los días antes de irse a dormir. Poco a poco el tiempo fue pasando y sus hijos crecieron sanos y fuertes mientras que él seguía viviendo viudo sin pareja; nunca buscó nada, solo... seguir viviendo y cuidando de sus retoños. El negocio que empezó como una pequeña imprenta fue modernizándose a medida que pasaban los años fue creciendo, fue aumentando el número de empleados hasta 5 y ahí tuvo una idea, hacer una editorial. El paso le obligó a invertir más dinero pero a la larga supo que había valido la pena hacer la inversión. Tenía un pequeño gavinete de gente a la que le gustaba la literatura como él y empezó a publicar a jóvenes autores para darlos a conocer. A veces les salía mal la jugada pero otras tantas -muchas más- recibían beneficios de arriesgarse.

A sus 65 años (2008) se jubiló y cedió el negocio  a su hijo seguro que él podría llevarlo mejor. Haru mantuvo la esencia del mismo mientras que Yu abría una pequeña sucursal dedicada al manga de autor, ese que tenía muy poca tirada mientras la pequeña Aki se dedicaba a estudiar traducción e interpretación. Un año después decidió hacer las maletas y marcharse a París en una retirada espiritual para alejarse de todo lo que le recordaba a su jovencísima esposa. Allí llegó siendo rico pero humilde al mismo tiempo y con la carrera de Humanidades bajo el brazo. Alquiló un piso y se puso a vivir conociendo al día siguiente a una fantástica mujer de la que se enamoró. Después de muchos años de tener el corazón acongojado, este volvió a latir con fuerza. Estuvieron cinco años juntos hasta aquel fatídico accidente. ¿Cómo se conocieron? Gracias a Anna Karenina, por supuesto. Un día había accedido al edificio y la mujer hablaba con un vecino y soltó la frase: "Las familias felices son todas iguales..." y él la completo "pero las desgraciadas lo son cada una a su manera" para saludar y luego marcharse a su piso en el ascensor. Empezaron a cenar juntos pues él la invitó a su piso, para luego salir a pasear y empezar a vivir juntos en el piso del señor Ozu como pareja. Las tertulias eran interminables y las sobremesas eternas pero al fin él había encontrado una "Momoka" allá donde creía que solo encontraría hielo.

Por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalitos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes.

Pagó lo que quedaba de alquiler, hizo las maletas y se marchó a Inglaterra, más concretamente a Bridport en el que decidió establecerse para no sufrir más la soledad que parecía perseguirle. Compró una casa y la adecuó a sus gustos personales. Cuando terminó las obras se instaló definitivamente y fue a Londres a por dos mascotas bien peculiares. Un erizo y un gato bobtail al que llamó Tolstoi. Al erizo al final le puso Leon. Llevaba allí dos meses cuando, un día paseando, observó un grupo de chicos y unos haciéndole pulla a una de ellos. No supo si había escuchado bien pero escuchó Karenina. Sobresaltado por esa nueva casualidad decidió seguir al grupo hasta que llegó al Orfanato de Bridport y supo inmediatamente qué tenía que hacer. A la tarde regresó y preguntó a las cuidadoras si conocían a una niña que se llamase Karenina y ellas sonrieron presentándole a Anna Karenina Dupont. No lo dudó e inició trámites para adoptarla legalmente lo que consiguió con un poco de paciencia. Durante el tiempo que estuvo esperando fue visitando regularmente el orfanato para conocer mejor a la joven de tan solo 10 años y sonrió al observar en ella tanto rasgos de su amada Momoka como de su amada Anette, su esposa francesa,  y supo que aquello era un regalo del cielo para ambos. La inteligencia de ella nunca dejaba de sorprenderle y esas sorpresas aumentaron cuando llegó a su propia casa con ella de la mano. Actualmente conviven juntos bajo el mismo techo y Anna ya conoció a Haru, a su esposa y a la pequeña Sakura, sobrina de ella y nieta de Kakuro. Finalmente, sabe que puede ser feliz.

~"Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren." ~
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