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NieXan — Fastidio... [NSFW]
Published: 2010-11-28 20:37:56 +0000 UTC; Views: 288; Favourites: 1; Downloads: 0
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Description Fastidio. Ésa era la palabra de aquel día, de aquella mañana. Sí.

Le quedaba poca arcilla en las bolsas, lo cual venía a significar que era necesaria más, así que habría que desplazarse aposta para conseguirla. Normalmente, eso no sería un gran  problema, pero el líder había ordenado que los equipos se mantuvieran incluso para cosas tan tontas como aquella. Tendría que llevarse a Tobi entonces, sí.

Tobi. El simple hecho de pensar en tener que recorrer una distancia tan grande cargando con aquel espantajo irritante ya le disuadía. Pero no podía pasar sin la arcilla, no.

        -¡Tobi! ¡Nos vamos!

No hubo respuesta, no. Qué raro.  Pero… seguramente se habría quedado dormido, como de costumbre. Maldiciéndolo entre dientes, lo volvió a llamar:

        -¡¡TOBI!!
        -¿Qué pasa, senpai?

Casi le dio algo, sí. Tobi estaba tras él, seguramente le había parecido gracioso darle un susto. Lo más raro es que ni se había percatado de su presencia, no. Tobi siempre le había parecido una especie de perrito faldero, pero a veces tenía la sensación de que había algo más bajo esa máscara y esa forma de ser tan bobalicona. Sí.

        -Hay que ir por arcilla, no me queda casi, no.
        -¡Bien! ¡Así daremos un paseo! –Respondió alegremente— ¿Sabe senpai? Hoy  hace un día precioso para dar paseos. ¿Y si luego vamos a…?

Mientras Tobi parloteaba, Deidara sacó la poca arcilla que le quedaba y formó un pájaro. Al menos el viajecito sería un poco más rápido, sí. Por unos instantes, tuvo la alegre visión de Tobi incrustado en arcilla, como una zanahoria. Si le sacaba de quicio… bueno, ya sabía lo que haría con él.

Durante el vuelo, Tobi parecía aburrido. Eso no era buena señal, no. Un Tobi aburrido significaba un Tobi irritante, un Tobi irritante significaba una explosión, una explosión significaba arcilla, pero dado que le faltaba arcilla, el Tobi irritante sería tirado al vacío desde el ave, sí. Sin embargo, Deidara sabía de sobra que al líder no le haría ninguna gracia que se marcharan dos Akatsukis y volviera solo uno, y más aún por culpa de uno de sus arranques de mal genio.

        -Senpai… me aburro. ¿Dónde vamos?

Decidido a no perder los estribos, decidió responder con sencillez y precisión:

        -¿Recuerdas el lugar donde derrotamos a Sanbi, el Bijū de tres colas? La arcilla de esa zona era buena, sí. Allí es donde vamos.
        -Ah, vale. ¿Eso no estará lleno de ninjas de la Hoja?
        -Bueno, es una buena ocasión para ayudar a tu senpai, ¿no crees? –Deidara acababa de descubrir una forma de librarse de él, al menos mientras cogía arcilla–Yo te lo agradecería mucho, sí.

Deidara sabía perfectamente que ya no habría nadie por allí, pero mandar a Tobi a ''inspeccionar el terreno, por si hay alguien'' le parecía una idea estupenda, sí. Tobi había empezado a parlotear alegremente otra vez, y Deidara creyó oír las palabras ''picnic'' y ''lugar bonito''. En ese momento, esperó no tardar demasiado en conseguir la dichosa arcilla, no.

Avistó el lago, y acto seguido, una buena zona donde aterrizar. Quería un aterrizaje suave, sí, por lo que hizo que el ave descendiera en espiral…

         -Se...Senpai… qué mareo… –Murmuró Tobi de repente, abrazándose a Deidara con todas sus fuerzas
         -¡No me desequilibres, idiota! –gritó Deidara.

Pero ya era tarde: la figura de arcilla respondió a la falta de equilibrio de su maestro y viró en consecuencia, haciéndoles caer al agua. Maldita sea. Estaba fría, era molesto y Tobi seguía abrazado a él impidiéndole nadar. En aquel momento, Tobi se soltó y ambos pudieron salir a la superficie. Para terminar de poner la guinda al pastel, el ave de arcilla sí había aterrizado perfectamente.

         -¡Vaya! Nada mejor que un buen baño, ¿verdad senpai? ¿Senpai? –El tono de voz de Tobi se iba alzando a medida que tomaba conciencia de la furia de su senpai.
         -¡¡Yo lo mato!! ¡¡¡Lo matoooo…!!! –chilló Deidara, intentando hundir a Tobi. Lo consiguió durante unos instantes, para luego nadar hacia la orilla donde estaba posada el ave.

Salió empapado del agua, con Tobi tosiendo tras él. Se había traído las bolsas abiertas, por lo que ahora estaban llenas de agua, sí. Sabiendo que aquello podía afectar a la calidad de la arcilla, no tenía más remedio que dejarlas secar. Molesto, se quitó también la capa de Akatsuki y los zapatos, y Tobi lo imitó… sin tocar su máscara. Bueno, ahora podría molestarle un poco, sí:

         -¿No te quitas la máscara? –preguntó Deidara amistosamente
         -No, voy bien. ¿De veras te preocupa, senpai?
         -Mmm…  déjame ver qué hay debajo... sólo un vistazo... – dijo Deidara, acercándose lentamente

Tobi retrocedió, pero ya era tarde: Deidara se había abalanzado sobre él e intentaba quitarle la máscara a tirones. Entonces ocurrió algo inesperado: Deidara sólo fue consciente de un breve destello y que el mundo se había sacudido pera revelar que las tornas habían cambiado y que ahora era Tobi quien estaba sobre él. Ambos jadeaban, y Deidara vio que la máscara se había desplazado levemente, mostrando sus labios.

          -Le respeto mucho senpai, pero… no vuelva a hacer eso ¬–murmuró Tobi, aún sobre él
          -¿Por qué? Ha sido divertido… y así no se está tan mal

Era una sensación rara, sí. Al fin y al cabo, no aguantaba a Tobi, no, pero sentía que su carácter vitalista tenía… cierto encanto. Sí. Acercó su rostro al suyo, con la intención de librarse de él, pero Tobi debía tener la misma idea. El caso es que sus labios se encontraron.

-Tiene razón, senpai. Así no se está tan mal.

No pudo evitar sentirse cohibido o violento, no. Él era el jefe, el líder del equipo, no Tobi… Se volvieron a besar… Aquello ya no importaba tanto, no… Tobi introdujo la mano en los pantalones de Deidara y acarició hábilmente la suave piel que había debajo… Lo mismo hizo él… La ropa se perdía… Y, tras un rato de toqueteos, Tobi penetró a Deidara, haciéndole proferir un leve gemido…

        -Senpai… ¿Estás bien?  No podía aguantarme más…
        -Sí… Estoy bien

A veces más rápido, otras más despacio, seguían el ritmo guiado por sus propios deseos, disfrutando el uno del otro…
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Vaya. Se estaba haciendo tarde, sí. Y el muy imbécil seguía sin dar señales de vida. Había dicho que su bolsa de kunais había acabado en algún lugar del lago, cercano a la orilla donde se habían quedado. Por supuesto, lo que allí había ocurrido allí iba a quedarse, sí. Pero ya se estaba impacientando. Al final iba a tener que ir en su busca, sí, cuando…

        -¡La encontré! ¡La encontré! –gritó Tobi, agitando tontamente la bolsa. ¡Ya podemos irnos, senpai!
        -¿Te das cuenta de que estás todo mojado de nuevo? A mí no te me acerques
        -Me secaré por el camino

Demostrando gran agilidad, se subió al ave de arcilla mientras observaba, divertido, cómo Tobi hacía lo posible por encaramarse a la espalda del pájaro. Curiosamente, el viaje de vuelta fue silencioso, sí. De hecho, se le hizo hasta corto. Al llegar, revertió el pájaro al amasijo de arcilla del que había surgido, y ya se disponía a irse a dormir cuando se le ocurrió probar la arcilla que había conseguido aquel día. Sin embargo, las bolsas estaban tan secas como vacías, sí.

Habría que volver otro día. Sí
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