HOME | DD

serolero — La casa nueva by-nc-sa
Published: 2013-02-04 16:24:27 +0000 UTC; Views: 197; Favourites: 0; Downloads: 2
Redirect to original
Description Nunca entendí la lucha libre y hasta me lo tomaba para la risa cuando me hablabas de que era tu sueño, pero ya era una completa aceptación estando en las butacas del aeropuerto acariciando tu cabello y imaginándome como te verías en ese rectángulo con el traje que me mostraste el día anterior.

Fue hace tres años o cuatro, no lo sé, no soy de los que el tiempo se les pasa volando.

“Me compre una casa en el centro” lo decías todavía con dejos de acento mexicano, te veías igual como rockstar al dejarte el pelo largo y la lucha te dejo una figura que notoriamente provocaba envidia, sabía que te había ido bien, pero nunca tan bien.

Entonces cuando me dijiste “vamos a conocerla” y de pie fuiste corriendo hacia cualquier lado supe que seguías siendo la misma, pero por desgracia el universo conspira y nos topamos con el pelotudo de Ortega. Insistió tanto que no logramos correrlo, pero por suerte llego a ser un simple espectador y lo único molesto era su respiración.

Cuando llegamos me imaginaba algo en Santiago centro obviamente, pero no, estaba entre providencia y más por barrios residenciales.

“Aquí es” dijiste y me dio una especie de escalofrío, era un sitio que en mi plena existencia podría comprar, “como en el cementerio” tomaste mi mano y entraste corriendo a una casa que todavía estaba vacía, por desgracia ortega nos siguió por detrás.

“Es la primera vez que la exploro, hay cosas de los antiguos dueños y quien sabe hasta pueden haber fantasmas” decía apretando mi mano y pasamos al living donde había un montón de cajas y una abierta con tarjetas hechas de galletas que repetidas veces decían Hannah Montana, la tome y me largue a reír a carcajadas y le refregué la tarjeta en su cara, miro roja y dijo que en el hospital trabajaba de voluntaria y claramente para los niños era Hannah Montana no podía aguantarme la risa y seguimos caminando por la casa.

Recorriendo la casa, a veces saltábamos y gritábamos haciendo suponer que espantábamos a los duendes, pasamos por una habitación que estaba llena de muñecas y todas observaban y te dio miedo volviendo a tomar mi mano mientras que ortega seguía tras de nosotros tocando alguna de las muñecas, luego pasamos por un pasillo que tenía una extraña escultura con hélices y las hacíamos girar mientras hablábamos, finalmente llegamos al patio y estaba lleno de gatos, al comienzo se asustaron y algunos arrancaron pero lentamente el resto comenzó a acercarse y estuvimos a punto de hacerles cariño.

Entonces el celular de ortega sonó extremadamente fuerte, contesto y se le inflo la cara, dijo algo sin que logramos entender y salió corriendo escuchando sus pasos resonar por todos lados hasta que de repente solo estaban los gatos maullando.

Y nos quedamos solos, nos miramos y broto una de esas pequeñas risotadas nerviosas.
Related content
Comments: 0