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aishashow — Elena: Capitulo II
Published: 2007-09-02 03:59:04 +0000 UTC; Views: 876; Favourites: 8; Downloads: 3
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Description Capitulo II

La Mejor



Llegaría tarde pero no le importaba, a fin de cuentas, era una situación incomoda. No era la clase de reunión a la que le gustaba asistir, de hecho, no tenía ni la menor idea de la razón por la que había aceptado la invitación. No quería verla.
Santiago había insistido de tal manera que no le  había dado otra opción. Elena había vuelto a ser tema de discusión, de algún modo, Alicia se las había ingeniado para conseguir nueva información sobre ella.
Hacía tanto tiempo que no escuchaba sobre Elena que su curiosidad había terminado por vencer a su razón. No debía haberse dejado someter tan fácilmente. No quería conversar con ella, no quería intervenir en ninguna plática que la incluyera. No quería.
Su currículo, su destreza social, y sus habituales discursos medidos y ordenados de nada le servían cuando de Alicia y Santiago se trataba.
Seguía una serie de pautas, algo más que un guión premeditado. Sabía controlar su cuerpo, sus pensamientos, y sus acciones. Cada movimiento ajustado de acuerdo con sus intenciones y las expectativas de sus interlocutores. No acostumbraba a guardar silencio, siempre tenía un monologo memorizado sobre cualquier tema de conversación. Exponía sus ideas utilizando un modo indirecto, cautivador, especulativo y ambivalente. Al final de cualquier tertulia, Sara obtenía justamente lo que quería, y el oyente, conmovido y entusiasmado por haber sostenido una charla con semejante emisor, jamás alcanzaba a replicar o siquiera dudar de sus palabras.      
Sara se tambaleaba en la delgada línea de ser ella misma o una mera proyección de lo que los demás esperaban de ella. De cualquier forma, aquel factor no le ocasionaba ninguna problemática existencial. Era completamente conciente de la admiración de sus colegas, y lo utilizaba a su favor en cualquier lugar o situación. Aquellas cualidades que había alimentado y perfeccionado en el transcurso de los años eran las responsables de su magnifica eficiencia laboral.
Nadie jamás hubiera puesto en duda alguna de sus acciones. Para bien o para mal, ella nunca se equivocaba. A su entender, las equivocaciones no eran ninguna fuente de conocimiento sino de juicio. Cualquier fracaso implicaba una sentencia, y aquella implicación denotaba una gran y peligrosa debilidad. Las debilidades eran una excusa para la emisión de un juicio y, tras él, su consecuente veredicto. Sara sabía que si era juzgada, su utilidad también lo era.
Bajo ninguna circunstancia podía comprometer su rol social, había luchado y sangrado por su situación privilegiada. La mayor parte de su vida se había basado en  escalar una montaña de pendiente imposible, desgarrándose las uñas; su propia sangre la había hecho resbalar más de una vez pero jamás había dudado ni por un segundo de que al final de la travesía llegaría a la cumbre.
La altura decretaba el enjuiciamiento. Al encontrarse en la cima, nadie podía desautorizarla, se romperían el cuello antes de conseguir mirarla.
Había luchado toda su vida por aquellas vistas, lo había abandonado todo por ellas. Un panorama siempre alentador, de infinitas posibilidades y de casi imposible alcance. No quería ser una sobreviviente, no necesitaba el limitante y claustrofóbico ingenio para “sobrevivir”. Ella no quería “sobrevivir”, ella quería vivir.
Y ya estaba allí, disfrutando de las vistas, acomodada y segura. Sara había clavado su bandera en la cima de aquella montaña de tal manera que ninguna tormenta, ni huracán ni deshielo podría moverla de su lugar. Aquel era ‘su lugar’ mientras su utilidad tuviera precio y fuera algo más que ‘la mejor’.
Sara sabía que era la mejor pero también era conciente de todas y cada una de sus carencias. No era espontánea ni agradable. La interacción humana era una de esas asignaturas que no había cogido por una mera e irrelevante falta de interés; aunque prefería excusarse alegando a su escasez de tiempo libre. La mayoría de las personas, por no decir todas, le resultaban insustanciales, triviales, intrascendentes, y cada una de sus palabras e ideas, banales hasta el punto que rozaban la sinrazón y la estupidez. Una autentica perdida de tiempo para una persona que no tenía tiempo que perder. Su inaccesibilidad la convertía en una persona atractiva cuya supuesta arrogancia era una cualidad más para ampliar su irreprochable y excelente expediente vital.
Era un día nublado, el viento meneaba furiosamente las copas de los árboles, desplegados a lo largo de las calles como una coordinada y glamorosa escolta verde amorronada. La muchedumbre envuelta en abrigos ligeros circulaba luchando contra él. Sara se abrochó su cazadora de pana blanca, y trató a duras penas de peinar su alborotada y corta melena azabache.     
Ya podía verlos a lo lejos en El Agujero de la Cotorra, un bar que hacía esquina uniendo dos grandes avenidas. Alicia y Santiago charlaban energéticamente, sonriéndose el uno al otro, festejando el encuentro. Había algo especial en la escena, siempre había algo de magia en aquellas reuniones. En el pasado, las había gozado como una niña. Horas y horas absortos en conversaciones que únicamente ellos comprendían; nunca habían tenido el suficiente tiempo para hablarlo y reírlo todo…
Las cosas habían cambiado, Sara lo sabía a la perfección, y esa era la principal razón por la cual se había abstenido más de una vez, por no decir siempre, de hacer acto de presencia en esa clase de reuniones donde el pasado y el presente se fusionaban de tal manera que era casi imposible localizar temporal y especialmente los acontecimientos que cada uno de ellos debatía. La última vez que los había visto a solas había sido hacía ya cuatro años, el mismo día que Alicia anunció que publicaría aquella serie de novelas.
A lo largo de los años, especialmente durante aquellos en la universidad, Alicia y Sara habían tolerado, aceptado y aprendido de sus diferencias de tal modo que se habían hecho intimas amigas. Sin embargo, la publicación de su primera novela había acentuado su incompatibilidad para finalmente alejarlas trágicamente. Algo más que un muro se interponía entre ambas, uno construido a base de secretos y reproches. Sara no tenía ni el más mínimo interés de derribarlo, después de todo, se lo había advertido, aún más, se lo había prometido: Si publicaba esa historia jamás volvería a hablarle; y ella siempre cumplía con sus promesas. Sí, esa era Sara y esos era sus ultimátums. Por otro lado, Alicia pensó que no sería capaz de cumplirla confiando ciegamente en sus años de amistad, pero Sara, sin dudarlo, la cumplió.
La tensión creció a medida que las novelas fueron publicándose, tras la primera llegó la segunda, y pronto también habría una tercera.
Sara, a pesar del éxito arrasador que habían obtenido tanto la primera como la segunda entrega, se negó rotundamente a leerlas. No quería saber nada sobre ellas. Había mantenido grandes discusiones con su novio, un ferviente lector de aquel tipo de novelas fantásticas, debido a aquella cuestión.
No necesitaba leerlas, ni que nadie le hablara sobre su contenido, para saber de que trataban. Sara era una aventajada, ya conocía el final. Alicia había utilizado otro mundo, otros personajes, otras reglas, pero la historia era la misma. Cuando se ponía a pensar sobre aquello, no podía evitar sentirse impotente y frustrada, ¿cómo había podido hacerles eso? ¿Cómo se había atrevido a escribir aquella historia? ¿Con qué excusa había decidido hacerlo? Alicia había abusado del sufrimiento de todos, se había reído y utilizado el dolor en beneficio propio. Si alguien alguna vez la había acusado de interesada y calculadora, Alicia, la dulce y tierna, no era mejor que ella, quizás hasta peor. Sara jamás hubiera utilizado a Elena para sus fines… pero Alicia no podía evitar ser ella misma. Seguía siendo la misma niña caprichosa, impertinente y mimada que había conocido años atrás. No tenía en cuenta los sentimientos ajenos, sólo los suyos y la manera en que estos la afectaban.
El camino hacía el bar donde se encontraban sus anfitriones la transportó hacía un recuerdo que había creído extraviado en algún lugar recóndito de su mente. Era ella con dieciocho años apoyando las maletas frente a una puerta de madera entreabierta.
Hacía unos instantes había sido recibida por la dueña de La Casona, una anciana patizamba de sonrisa maternal. Era Rita, la suave y cariñosa Rita. Sara no podía olvidar aquellos amables ojos celestes, sus labios delgados sonriéndole, estirándose hasta casi desaparecer de su rostro, sus mejillas coloradas, su voz risueña y analgésica dándole la bienvenida cada día sin falta durante aquellos memoriales años de curso universitario. Rita sonreía aún cuando no sonreía, parecía dormida aún cuando no lo estaba. Tenía el porte de una persona que había vivido por más tiempo del que necesitaba para aprender, comprender y enseñar.
Al ingresar a su nuevo apartamento se encontró con el peor de los panoramas. Un caos de cajas, botes de pintura, muebles y maletas se desplegaba a lo largo del salón que conectaba con todas las demás secciones de la vivienda. Había manchas de pintura en el suelo, en la pared, en el techo, en cada uno de los objetos esparcidos por el lugar. Alguien había tratado de pintar las paredes, un alguien que no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. Escuchaba ruidos de objetos cayéndose, voces vivaces y alborotadas, martillazos, música, entre otros sonidos que no supo clasificar entre tanto barullo. Comenzó a arrepentirse de haber decidido optar por La Casona como residencia. Su profesora se la había recomendado entre comentarios tales como <>. ¿Cómo podría estudiar entre tanto alboroto? No podía imaginar siquiera la clase de personajes que podían habitar en un entorno tan harapiento, insano y desorganizado.
Lo próximo que recordó fue la media sonrisa de Alicia asomándose por la puerta de uno de los dormitorios. La muchacha la observó con curiosidad y entusiasmo a través de sus gafas de pasta roja sin lentes, peinando con una de sus manos su corta y rizada cabellera dorada, vistiendo un peto vaquero y una grotesca camisa floreada. A sus espaldas surgieron dos figuras más, eran Elena y Santiago. Los tres tenían la cara pintarrajeada de los más diversos colores. Sara no  tenía una fotografía que retratará la primera vez que sus miradas se cruzaron, sin embargo, aquella escena se había mantenido grabada en su retina como si la tuviera…
El Agujero de la Cotorra había sido el bar favorito de Alicia, Santiago, Elena, y también él de ella. Las paredes de granito estaban cubiertas por espejos cóncavos, fotografías artísticas, y pinturas vanguardistas; todo dispuesto en un orden incoherente. Siempre había algo nuevo que ver y comentar. No había dos mesas iguales, todas eran de diversos estilos y colores, lo mismo sucedía con las sillas y el resto del decorado en general. Olía a café, vainilla, y bollos recién horneados. El lugar ostentaba una elegancia extraña y seductora que siempre le había gustado. Sin embargo, tras el distanciamiento que habían experimentado los amigos, Elena no había vuelto a disfrutar de sus maravillosos aromas y panoramas.
Al ingresar a aquel escenario de su pasado, se sintió sin fuerzas para mantener una conversación con ellos. A cada paso, su cuerpo se volvía más y más pesado; sus tacones de aguja que siempre la habían mantenido firme en cualquier superficie, ahora se tambaleaban torpemente.
No quería estar allí… pero allí estaba a tan sólo milisegundos de encontrarse cara a cara con ella. La había visto en el periódico, escuchado en la radio y en la televisión, pero era la primera vez, tras cuatro largos años, que la enfrentaría cara a cara.
Santiago fue el primero en notar su presencia.

—La cirujana ocupada al fin tiene tiempo para quedar con sus viejos amigos. La verdad no puedo creer que seamos tan afortunados. —Bromeó.

Alicia, que estaba de espaldas, se volteó, y sus miradas se encontraron. En un instante sintió que todo volvía a empezar, una vez más. La escritora no había cambiado en lo más mínimo desde que la había visto por última vez.
Santiago aprovechó para ir a la máquina de tabaco, dejándolas a solas. Un largo e incomodo silencio las envolvió mientras el murmullo del bar se apoderó de la escena; las lejanas conversaciones, el ruido de la rutinaria tarea de la máquina de café y del lavaplatos, los diferentes timbres de móvil silbando, la puerta abriéndose y cerrándose, una suave música de bandoneón climatizando el ambiente, el eco de las tazas, vasos y platos chocando entre sí, difuminaban el contexto.
Pasado y presente se diluían; Sara se sintió suspendida en un terreno de transición sin espejo en el que contemplarse para comprobar si aún seguía siendo una mujer adulta de treinta y un años.  

—Me alegra que hayas aceptado la invitación, Sara…— Le dijo repentinamente, esquivando la mirada indiferente y reticente de la otra.
Sara abandonó sus antiguos pensamientos, recordando una vez quién era y la  ambivalente razón por la que se encontraba nuevamente frente a esa mujer.
—Alicia, no me quedo más remedio que venir, la razón por la que estoy aquí es la misma razón por la que no he estado aquí en mucho tiempo. Las cosas no han cambiado, no quiero que cambien, el error que cometiste tuvo su solución en su momento, pero la dejaste pasar…—Replicó observando como Santiago se acercaba poco a poco a la mesa con un pitillo en la boca.
— ¿No me lo perdonarás nunca, verdad? —Sonrió Alicia mirándola de reojo. No había duda ni culpabilidad en aquella mirada.
— ¿Vais a volver a pelear? —Intervino Santiago regalándoles una sonrisa cómplice.
—No, hoy tenemos que discutir algo más importante…—Profirió la escritora.
Evitando cualquier tipo de cercanía con ella, Sara cogió el asiento contiguo a su amigo, se sentó depositando su móvil sobre la mesa.
— ¿Tu tercer libro…? —Rebatió irritada.
—  Si te interesa podemos hacerlo pero estoy más que segura que no te has leído ninguno, ¿o me equivocó?—La interrumpió afable, evitando a toda costa el comentario mordaz, provocando una mirada virulenta en el rostro de su compañera— Medea vino a verme…

Sara parpadeó atónita; en su rostro, cualquier rastro de ironía se borró a tal velocidad que Alicia no pudo evitar darse cuenta que gracias a aquel nombre había ganado toda su atención.  

—Quiere hablar contigo… —Continuó, observando con detenimiento como su porte seguro e inmutable se iba desvaneciendo poco a poco para darle paso a uno anormal en ella que transmitía incertidumbre, sorpresa y rencor, entremezclado con algunas suaves pinceladas de tristeza y miedo.
— ¿Conmigo? ¿Por qué? —Indagó perturbada, tratando de construir una represa alrededor del torrente de sentimientos que amenazaban con desbordarse en su mente.
—Se esta muriendo…—Murmuró apartando la mirada.
Sara cogió un pitillo que Santiago le ofreció en silencio, lo encendió.
Otra vez ese nombre en escena, regresando una vez más a sus oídos. Hacía ocho años que no lo escuchaba, hacia ocho largos años que no lo pronunciaba, y ahora, había vuelto para destruirlo todo, como lo había hecho ocho años atrás.  
—No sé que querrá de ti pero tiene que ver con Elena. No quiso decirme nada, sólo quería hablar contigo…—Prosiguió taciturna.

Un extraño dolor nostálgico los unió por un instante. Los tres hicieron lo imposible para no reconocer aquel malestar en el otro. Desviaron sus miradas a diferentes direcciones como si trataran, cada uno a su manera, de apartar aquellos terribles recuerdos de sus respectivas cabezas.
Había que volver al presente; Sara fue la primera en despertar del trance.

—Este asunto no me concierte, no tendría que haber venido, es ridículo. —Profirió. Exhalando el humo del cigarrillo, vislumbró la salida. Era hora de marcharse. Nada nuevo bajo el sol. — Es mejor que me vaya, tengo trabajo que hacer…
—Sara, hoy es tu día libre…—La interrumpió Santiago, que hasta ese entonces se había mantenido en un silencio inaudito en su persona, como si su presencia no fuese más que un refuerzo ante el posible final del encuentro entre las viejas y ya no más amigas. —Por favor, Sara, escucha, tienes que escuchar…
— Ya lo he hecho, ¡esto no es asunto mío! —Repitió irascible, poniéndose de pie. A lo lejos, un joven camarero, que se dirigía a tomarle el pedido, decidió cambiar de planes.
— ¡Si, lo es! ¿Es qué no entiendes? Sabe algo sobre Elena, y yo necesito saber lo que sabe. Eres la única que puede conseguir ese algo, estoy segura que… que lo sabe, ¡Sara, espera! Tienes que hablar con ella, tienes que…—Replicó alterada.

No podía permitir bajo ninguna circunstancia que abandonara el local recibiendo un ‘no’ como respuesta. Sara, por otro lado, no pareció afectada por su verborrea, cogió sus cosas y se dirigió como un rayo a la puerta. Alicia se levantó, golpeándose contra la mesa y apartando algunas sillas de su camino, fue en su persecución. Le llevaba ventaja, Alicia había olvidado que los tacones le proporcionaban una velocidad asombrosa.

—¡Va a morir, por el amor de dios! Si no habla ahora, callará para siempre. —Le gritó.

La mujer de piel canela dio media vuelta deteniendo en seco su carrera; cada uno de sus cabellos danzaba siguiendo la batuta de la frenética corriente. Alicia trató de recuperar el aliento; la gélida brisa golpeaba ensañada sus blanquecinas mejillas. Recordó que había olvidado ponerse la americana antes de salir del bar. El fresco se incrustaba como afiladas agujas en su piel, provocándole insoportables escalofríos por todo su cuerpo.
No podía evitar sentirse intimidada por el porte refinado, omnipotente e inabordable de Sara. Un grupo de hojas giraba a su alrededor, como si su figura, apresada en una ceñida falda azulina,  fuese el sol de una galaxia inexplorada.
Alicia contemplaba abstraída aquella imagen poderosa. Hacía muchos años que no compartía espacio con ella; tenerla tan cerca y sentirla tan lejos era aún más doloroso que aceptar que ya no formaba parte de su vida.
Cada una desde su posición, una delante, la otra detrás, se debatía internamente en busca de las palabras exactas.     

— ¿Qué es lo qué quieres? —Le preguntó en la distancia, tratando de acomodar su peinado. — ¿Más información para tu tercer libro? No quiero saber nada sobre tus libros, tus historias y mucho menos sobre ti. ¡Te lo dije una vez, deja en paz a Elena, déjame en paz, déjanos en paz a todos!
—Escucha, Sara…— Intervino Santiago reapareciendo en escena tímidamente.
Alicia lo observó de reojo aliviada, como si él fuese capaz de retenerla.
—Tú, no puedo creerlo…—Se dirigió acusadora hacía él, moviendo la cabeza de un lado a otro, perdiendo la compostura. —Pensé que habías superado tu complejo de superman, veo que no…
—Los libros de Alicia no tienen nada que ver con esto; seamos razonables. Estuvimos juntos en esto desde el principio, ya es hora de que lo terminemos de una buena vez, necesitamos saber la verdad sobre Elena. Queramos o no, esa mujer sabe algo que nosotros desconocemos… pero, por alguna razón, sólo quiere hablar contigo, y en su actual condición dudo que pueda causarnos algún daño. —Razonó gesticulando suavemente, exponiendo sensitivo las palmas de sus manos, como si estuviera diciéndole <>.  

Nadie emitió sonido alguno. El viento seguía soplando violentamente, anunciando una posible tormenta. Las calles habían quedado completamente desérticas, como si las ráfagas de aire también se hubiera llevado a todos los atosigados habitantes de Pontastrada con ellas; pero lo más viable era, que a esas alturas, todos hubieran encontrado refugio ante la posible amenaza; todos menos ellos.
Sara soltó una risita sarcástica. Tiró la colilla del cigarrillo al suelo y la pisó.

—Muy bonita la reunión, pero no hay nada más que decir. Os dejo…—Se despidió mordaz retomando la marcha.
—El problema no son mis libros, Sara, sino tú y tu vida perfecta. Siempre te lo dije y te lo volveré a decir, es muy peligroso ser tú…— Espetó fortuitamente, recuperando la voz perdida.
—No eres la más indicada para darme consejos, de hecho, creo que eres la peor para proporcionármelos, Alicia…—Rebatió colocando una mano en su cintura—Cuando tus ridículos libritos dejen de interesar, yo continuaré teniendo mi vida perfecta, pero tú, por otro lado, no tendrás nada porque no sabes vivir fuera de ellos, y eso, eso sí es peligroso, Alicia…
— ¿Por qué no quieres saber la verdad, Sara? ¿Qué es lo qué te da tanto miedo?— Continuó.

Se contemplaron en silencio por unos instantes. Alicia trató de visualizar a la Sara que había conocido años atrás. La persona que la abrazaba cuando el mundo giraba en contra de sus deseos, cuando sus dedos apenas rozaban sus ansiosas aspiraciones, la misma que le había enseñado a jamás darse por vencida… pero no pudo encontrarla en aquella mujer insensible, agria e hiriente.
Y, por fin, luego de todos aquellos largos años sin intercambiar palabra, no le quedo otra cosa más que admitir que la había perdido.

—El pasado es el pasado, he tomado mis decisiones, no hay nada más que decir ni escuchar, deberíais hacer lo mismo. Estáis obsesionados con Elena. Dejadla marchar, Si queréis, torturaos pero dejadme tranquila…—Concluyó.

La figura de Sara se desvaneció entre las avenidas que hacían esquina con El Agujero de la Cotorra. Alicia y Santiago la observaron marchar hundidos en un profundo sosiego, sintiéndose derrotados.
El hombre joven le dio la espalda a su amiga, encaminándose de nuevo hacía el bar, frotando los brazos en busca del calor que había perdido al salir del recinto sin su cazadora.

— ¿Por qué te quedaste callado? —Le recriminó siguiéndolo, moviendo sus manos, desesperada. —Deberías haberle dicho algo, se supone que tú eras la voz de la razón; ¡por eso te hice venir! Sabias muy bien que no me escucharía…
—Sara oculta algo…—Dijo súbitamente.
Alicia se mordió el labio inferior de su boca, cerró sus ojos en busca de alguna luz… y por primera vez en su vida, no encontró ninguna.
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Comments: 42

mirie [2007-10-14 11:25:55 +0000 UTC]

El nombre de Medea es una elección interesante... Pero qué rollo!!! Ya no hay mas??!! Jo, ahora tengo que esperar a que subas lo siguiente... me ha sabido a poco, espero que pronto pongas el siguiente capítulo

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aishashow In reply to mirie [2007-10-16 17:17:42 +0000 UTC]

Me alegro que te hayas fijado en el nombre
subire el siguiente apenas tenga una conexión mejor de internet aún me estoy acomodando en mi nueva casa muchas gracias por leer y por tus opiniones!!!!! me sirven muchisimo! Miles de gracias!

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mirie In reply to aishashow [2007-10-17 08:04:06 +0000 UTC]

Era inevitable que me fijara, soy licenciada en filología clásica, aunque no ejerzo y ese personaje me fascina, me repele y me da pena a la vez

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aishashow In reply to mirie [2007-10-19 16:08:30 +0000 UTC]

Sos lincenciada en filologia clasica? pues yo estoy apunto de ser licenciada en filologia inglesa, estoy en mi ultimo año,
asi que somos cuasi colegas de oficio! me encanta que una filologa este leyendo y disfrutando de mi trabajo!
gracias miles!

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mirie In reply to aishashow [2007-10-19 16:52:07 +0000 UTC]

De nada, colega

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muteforme [2007-10-13 22:50:30 +0000 UTC]

Pues el nudo se tensa y mantiene al tanto...

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aishashow In reply to muteforme [2007-10-16 17:17:54 +0000 UTC]

¡¡Muchas gracias por tu opinion!!

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muteforme In reply to aishashow [2007-10-17 02:05:18 +0000 UTC]

vale cuando se pueda!!

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muteforme In reply to muteforme [2007-10-13 22:53:12 +0000 UTC]

Me gusta la cinética del relato, la disposición así como la composición de los diálogos me parecen realmente buenas.. se está construyendo bien!

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DKSTUDIOS05 [2007-09-12 16:48:33 +0000 UTC]

que bueno esta , me gusto

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aishashow In reply to DKSTUDIOS05 [2007-09-12 18:19:10 +0000 UTC]

Me alegro que te gustara muchas gracias por leer
dentro de poco si tengo tiempo pondré el próximo capitulo
¡¡Gracias!!

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DKSTUDIOS05 In reply to aishashow [2007-09-12 19:45:08 +0000 UTC]

que padreee, ahi estare esperandolo

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giraluna [2007-09-07 20:15:33 +0000 UTC]

wiiiiiiii esta genial!!!! ^______^

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aishashow In reply to giraluna [2007-09-07 23:50:15 +0000 UTC]

Me alegro que te guste
gracias por el fav gira!!!!

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giraluna In reply to aishashow [2007-09-26 04:52:34 +0000 UTC]

de nada niña es todo un placer y perdon por no mandarte el dibujo por mail es que estoy a full con tanto estudio Dx

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aishashow In reply to giraluna [2007-09-26 13:43:19 +0000 UTC]

No te preocupes linda! yo tambien estoy de aqui pa alla!

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giraluna In reply to aishashow [2007-10-04 20:23:41 +0000 UTC]

jajajaja XD

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skimpercita [2007-09-07 03:49:04 +0000 UTC]

uy uy Santiago y Alicia xD jajaja asi se llamaba un niño que me gustaba

jajaja y que fin tuvo la palabra energeticamente? despues del debat de la otra historia

Quiero ir al agujero de la cotorra ... Medea? interesante nombre

Oh por Dios, hoy comprendo a mis lectores cuando me piden a gritos una continuacion... xD me mataras de la intriga.. que oculta la perfeccionista-maniaca de Sara?
Que pedo se traen con Elena?

me encanta!

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aishashow In reply to skimpercita [2007-09-07 18:06:27 +0000 UTC]

Xd jajaja mira vos que casualidad, espero que haya dejado buenos recuerdos ese Santiago!
Mmmm aún no la he cambiado esa palabra, no existe en la RAE pero bueh, aun sigo dandole vuelta entre examen y examen xD
Medea es un nombre que funciona como especie de intertexto...
espero que sigas a la expectativa en la prox entrega XD
muxas gracias por leer cariñuuu!

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skimpercita In reply to aishashow [2007-09-08 01:28:05 +0000 UTC]

ahhh eso de Medea ni idea xD jajaja no me lo sabia...

escribeles a los de la RAE pra que incluyan tu palabra, quiza hasta te paguen por eso...

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aishashow In reply to skimpercita [2007-09-12 18:31:27 +0000 UTC]

Medea es de las leyendas griegas y toda esa ensalada X D
Hay que matar a los de la RAE

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Natushka [2007-09-05 19:50:00 +0000 UTC]

Excelente! Me encantó Quiero saber como sigue!!!

Coincido con el resto en cuanto a la prolija espontaneidad de las descripciones.
Una sola cosa... "sus labios delgados sonriéndomele"

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aishashow In reply to Natushka [2007-09-07 18:04:29 +0000 UTC]

Oh Natush, como sabe uste de la vida jajaja ya lo cambie, muchas gracias por informarme XD soy un desastre , me alegro que te guste gracias muchas por el fav!

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Natushka In reply to aishashow [2007-09-09 04:20:46 +0000 UTC]

Pos de na
Y esos errores pasan....a todos, todo el tiempo... incluso despues de leerlo por decimoquinta vez, no nos damos cuenta
Absolutamente merecido, me encantó, pero MAAAAL

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aishashow In reply to Natushka [2007-09-12 19:05:13 +0000 UTC]

Me alegro que te encantara MALLL XD
espero que te siga encantando a ver cuando tengo tiempo de subir algo XD veremos si antes de irme de viaje puedo leer algo y subir algo que luego no sé cuando volvere a tener internet! gracias natu!

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Alonsotreh [2007-09-05 15:38:59 +0000 UTC]

que oculta sara
muy buenas descripciones, e

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aishashow In reply to Alonsotreh [2007-09-07 18:03:57 +0000 UTC]

Muchas gracias por leer!! me alegro q te gustaran las descripciones! XD

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DanaArena [2007-09-05 14:18:05 +0000 UTC]

Ostis, que misterio *__* me has dejado con dos grandes intrigas: quien diantres es Elena? y que oculta Sara? *___* Te sigo aplaudiendo por las descripciones, se nota que las cuidas mucho

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aishashow In reply to DanaArena [2007-09-07 18:11:57 +0000 UTC]

Muchas gracias x leer Ali!!! Me alegro que te este gustando y espero que continue gustandote!!
estoy practicando las descripciones XD

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wayoman [2007-09-04 19:36:16 +0000 UTC]

*histérico por la continuación*, me hace recordar (las imágenes no la historia) a alguna pelicula que he visto hace unos años, las descripciones geográficas son buenas, pero las descripciones personales tanto subjetivas como objetivas son buenisimas, casi fotográficas, solo queda rendirse, sacarse el sombrero y aplaudir...y ponerse histérico por la continuación

Beso Lau...más genia que nunca, la historia va a mis favs

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aishashow In reply to wayoman [2007-09-07 18:10:42 +0000 UTC]

¿A que peli te recuerda? XD tengo una amiga que me dijo que se parece a la serie CASO ABIERTO!
o sea, me van a empezar a acusar de plagiadora! T_T
Estuve practicando mucho con el tema de las descripciones soy una fanatica de Wei Hui y sus descripciones me parecen perfectas, y aunque no lo puedo hacer tan bien como ella al menos lo intento, aun soy un pichon de Wei Hui XD
Me alegro q te gustara muchas gracias!!!!

Todo el mundo se fijo en las descripciones XD estoy orgullosa de mi ¿?

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wayoman In reply to aishashow [2007-09-07 19:17:28 +0000 UTC]

vale y vale mucho estar orgulloso de uno mismo, me pasa con una frecuencia de bigbang (solo pso una vez el big bang no? cuando se creo el universo... ), pero si, no recuerdo el nombre de la peli, y no no seria un plagio, sino una referencia, todos las tenemos, hasta Dalí que se basaba en sus sueños, pero de la manera mas ácida que ningun LSD puede hacerlo, asi ue no es plagio vale? es referencial!

y si las descripciones estan buenisimas, antes ya lo habias hecho un poco en una de las historias primera que lei de tu parte, pero acá te luciste genia!

Beso orgulloso

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aishashow In reply to wayoman [2007-09-14 22:46:09 +0000 UTC]

Si te acordas de la peli o algo me decis por fisss zort!

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wayoman In reply to aishashow [2007-09-15 01:01:42 +0000 UTC]

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lux-lux [2007-09-04 13:35:02 +0000 UTC]

Me gusta cómo manejás las descripciones. Parece que están bien pensadas, pero que surgen naturalmente.

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aishashow In reply to lux-lux [2007-09-07 17:54:21 +0000 UTC]

Si, las descripciones me llevan mucho tiempo XD porque estan ligadas con los personajes especialmente las espaciales ! pero usted como buena escritora ya lo sabe!
Muchas gracias por leer Lux!

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Isyesa [2007-09-03 21:07:34 +0000 UTC]

Sara!! genial Ese nombre me encanta ^^... además me gusta el misterio de ese personaje.
^_^ Acá sigues con una fiel lectora.

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aishashow In reply to Isyesa [2007-09-07 17:53:33 +0000 UTC]

Muchas gracias Isy!!!

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KrmenViktoria [2007-09-03 01:40:40 +0000 UTC]


cada vez quiero saber más qué es lo que pasa con elena! jajaja y con sara por supuesto
sigue sigue!!!

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aishashow In reply to KrmenViktoria [2007-09-07 17:53:05 +0000 UTC]

Seguire, seguire gracias por leer bonita !!!! me alegro que te este gustando!

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Petronieska [2007-09-02 13:23:28 +0000 UTC]

En lectura en lo que termine de leer el primer capitulo y el segundo, te dejo mi apreciación personal. No será la más erudita pero al menos lo haré lo mejor que pueda.

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aishashow In reply to Petronieska [2007-09-02 22:36:50 +0000 UTC]

¡ Muchas gracias por tomarte la molestía! Toda opinión erudita o no me sirve para mejorar
Tus comentarios son siempre bienvenidos!

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