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Description
Yo te veía siempre con mi hermano. Para mí no eras más que el Señor Perfecto. A ti todo te salía bien. Hasta en tus relaciones de sangre eras afortunado… no tenías que ocultar a tu hermanito de nadie, ni tenías que negar su existencia. Más que envidiar al estúpido Saga, te envidiaba a ti.

Cuanto más tiempo pasaba, más quería destruirte. Sí, Aiolos… quería hacerte pedazos y sabía de qué manera lograrlo, además: Saga era clave. Mi hermano era muy inestable emocionalmente y podía jugar con eso. Así que lo hice. Lo contagié de mi ambición por el trono de Atenea e hice que tratara de matar a la diosa, sabiendo que tú estarías ahí. Además, deseaba algo más: hacerte mío de la manera más humillante. Que gimieras mi nombre, presa del terror. Oh, sí… era enfermo, pero la obsesión era tal que no me abandonaba.

Era perfecto… ahora serías la paria, el traidor, mientras Saga ocupaba el lugar de Patriarca que te correspondía y yo… yo jugaba con un Dios. Si bien no cumplí con mi deseo de corromper tu pureza, podía conformarme con el dominio de los mares.

Sí, Aiolos. Yo, Kanon de Dragón Marino deseé tu muerte. Orquesté todo para que tú fueras la paria. Y hasta obtuve más de lo que quería. Fui más que mi hermano y tú, por estos años.

Lamentablemente, me tocó perder un día. Tal vez por dentro era consciente de que esto no sería eterno. Irónicamente, ahora me encuentro sirviendo a la misma Diosa que defendiste de mis planes.

Me he descubierto como el mayor imbécil de la historia de la Orden de Atenea. Porque en lugar de mantener mi posición de traidor maquiavélico, de ganador eterno, ahora soy un pecador arrepentido, pues todos mis deseos impuros, se resumían en la envidia que sentía hacia ti.